El lado más oscuro de Camilo Sesto: una historia de ego, secretos y el dolor de su hijo
Camilo Sesto, una de las voces más grandes de la música romántica en español, logró conquistar escenarios y corazones en toda Iberoamérica con sus baladas inolvidables. Sin embargo, más allá del brillo del espectáculo, existió un lado profundamente espeluznante en su vida personal, marcado por el egoísmo, el control y un doloroso legado que aún arrastra su hijo, Camilo Blanes Ornelas, hoy conocido como Shel Dávó.
Un hijo concebido bajo condiciones frías y estratégicas
Camilo Sesto deseaba ser padre, pero no formar una familia tradicional. Según se relata, cuando conoció a Lourdes Ornelas, una joven asistente mexicana, la vio como la oportunidad perfecta: una mujer sin poder ni recursos para disputar la patria potestad. Lourdes le dio un hijo, pero él se lo llevó a España, criando al niño lejos de su madre y bajo sus estrictos términos.
Desde pequeño, Camilo Blanes fue moldeado a imagen de su padre. Testimonios aseguran que lo vestía de mujer, lo maquillaba y lo peinaba, proyectando en él sus propias inseguridades ocultas. Camilo Sesto nunca se atrevió a salir del clóset públicamente por temor a perder su estatus como ídolo masculino, y usó a su hijo como una especie de escudo para validar su imagen de “macho ibérico”.
Una infancia en jaula de oro, pero sin afecto
Mientras Camilo Sesto brillaba como estrella internacional, su hijo era dejado al cuidado de niñeras. El cantante no tenía tiempo ni interés por ejercer una paternidad afectiva. Lejos de su madre, Camilo Blanes creció como un niño solitario y confundido, recibiendo solo atención material. Se le consentía en exceso, pero no se le ofrecía guía, afecto ni estabilidad.
Lourdes Ornelas, por su parte, intentó recuperar el contacto con su hijo, pero fue silenciada por los medios, que protegían a Camilo por sus vínculos con figuras influyentes como Raúl Velasco. A cambio de silencio, él prometía conciertos gratuitos a Televisa. Camilo era poderoso, temido y respetado, pero todo a costa del bienestar emocional de su hijo.
Una herencia millonaria con sabor a ruina
A la muerte de Camilo Sesto, en 2019, su hijo heredó una fortuna: propiedades en España, 2 millones de euros y los derechos de autor de toda su obra, que siguen generando cientos de miles de euros anuales. Sin embargo, ese dinero se convirtió en una maldición. Camilo Blanes, ahora Shel Dávó, cayó en adicciones, excesos y una vida descontrolada.
Su estado de salud se ha deteriorado gravemente. Ha sido hospitalizado por sepsis, insuficiencia renal y respiratoria, y ha reaparecido públicamente con una imagen desmejorada. Su madre, desesperada, ha intentado internarlo sin éxito, ya que él, siendo mayor de edad, debe firmar voluntariamente para recibir ayuda.
¿Víctima o reflejo de su padre?
El caso de Camilo Blanes Ornelas genera tristeza y polémica. Algunos aseguran que su identidad como mujer trans, su confusión emocional y sus adicciones son el reflejo de una infancia rota. Desde pequeño vivió en una realidad impuesta por su padre, quien le negó la figura materna, impuso su imagen pública y, según allegados, lo utilizó como accesorio emocional.
Testimonios íntimos revelan que Camilo Sesto disfrutaba vestirse de mujer en la privacidad y proyectaba esa dualidad en su hijo. Al crecer, Camilo Blanes dejó de servir como herramienta de imagen, y el cantante perdió interés en él. La figura paterna que tanto presumía desapareció cuando más lo necesitaba.
El grito silencioso de Lourdes Ornelas
Lourdes ha cargado con el dolor de ver a su hijo desmoronarse sin poder intervenir. Su voz fue callada durante años por el poder mediático de Camilo. Hoy solo le queda rezar para que su hijo sobreviva un día más. Su mayor miedo: recibir una llamada que confirme lo peor.
Conclusión: fama, ego y una tragedia generacional
Camilo Sesto fue una leyenda sobre los escenarios, pero en su vida personal acumuló secretos, heridas y errores que terminaron marcando para siempre a su hijo. El egoísmo de querer ser padre sin dar amor, de usar a un niño como herramienta de validación, y de silenciar a una madre con poder e influencia, dejó a un heredero emocionalmente roto y perdido en un mundo que no pidió vivir.
Hoy, la historia de Camilo Blanes nos recuerda que ningún talento justifica la destrucción de una vida familiar. Detrás del ídolo, había un hombre atormentado por su propia identidad, que jamás encontró paz, y que dejó tras de sí un legado de dolor más que de gloria.